CINE Y FLAMENCO


CINE Y FLAMENCO:
Desde sus inicios, el cine ha visto en el baile flamenco un objeto atractivo y digno de atención. Los propios inventores del cinematógrafo, los hermanos Lumiére, captaron escenas de baile español en sus viajes por Andalucía. No obstante, en estas primeras películas el baile tuvo una presencia secundaria, apareciendo repetidamente en el retrato folclorista, superficial y lleno de estereotipos que se ofrecía de España. Las intervenciones cinematográficas de Pastora Imperio, la Argentinita y Carmen Amaya, que llegó incluso a participar en películas de Hollywood, son quizás lo más destacable dentro de este periodo.
A partir de la década de los cincuenta se produjo un salto cualitativo con películas como Niebla y Sol dirigida por José María Forqué, Duende y Misterio del flamenco, de Edgar Neville, y Los Tarantos, de Rovira Beleta, que llegó a ser nominada por la Academia de Hollywood para el Óscar a la mejor película extranjera en 1963. Gracias a éstas y otras aportaciones, el baile flamenco se fue revelando como fenómeno de gran potencialidad plástica, artística y cinematográfica.
Como consecuencia, ya en los años 70 y 80 aparecieron lenguajes fílmicos, fotografías, montajes y realización netamente flamencos. La tragedia lorquiana encontró una poderosa forma de expresión en el baile de Cristina Hoyos y Antonio Gades, en películas tan emblemáticas como Bodas de Sangre, dirigida por Carlos Saura. Esta obra supuso el encuentro definitivo de las dos artes -el flamenco y el cine iniciándose una fértil relación de la que emanan títulos como Carmen, El Amor Brujo, Flamenco, Salomé… o más recientemente Flamenco Flamenco.
COLECCIÓN DE CANTES FLAMENCOS:
Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, hijo de un Catedrático de Historia Natural y fundador de la Sociedad Antropológica de Sevilla, y padre de los poetas Manuel y Antonio Machado, realizó la mayor parte de su trabajo intelectual en el campo del folclore.
Su trabajo en el ámbito del Flamenco lo convierten, en palabras de Félix Grande, en el “Fundador de la Flamencología”. Aunque la aparición del término y del concepto flamencología es posterior a la obra de Demófilo, es algo generalmente reconocido que la Colección de Cantes Flamencos, recogidos y anotados por Demófilo, publicada en Sevilla en 1881, constituye el primer paso en la aparición de los estudios científicos sobre el Flamenco así como el inicio de una bibliografía específicamente flamenca.
El libro consta de un prólogo sobre el origen de los diferentes cantes flamencos, y una recopilación de 772 letras de martinetes, deblas, tonás, livianas, seguiriyas, soleares, polos, cañas... Incluye una biografía de Silverio Franconetti (Sevilla, 1829-1889) y un repertorio de sus letras. Termina con una “lista de algunos notables cantadores de flamenco”.
CONCURSO DE CANTE JONDO DE GRANADA:
Certamen flamenco que se celebró en la plaza de los Aljibes de Granada, conjunto monumental de la Alhambra, entre los días 13 y 14 de junio -Fiestas del Corpus- de 1922. El concurso surgió por
iniciativa de Manuel de Falla, quien se hizo con el apoyo del Centro Artístico de la ciudad y del de un nutrido grupo de intelectuales: pintores como Zuloaga y Manuel Ángeles Ortiz, músicos como Turina, Mompou, Pedrell o Andrés Segovia, el educador reformista Giner de los Ríos y literatos como Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca. Con su celebración pretendían revalorizar las formas primitivas del Flamenco –lo que ellos llamaban “jondo”- y frenar la creciente comercialización y desvirtuación que, en su opinión, habían propiciado los cafés cantantes. Restringieron por ello la participación en el concurso a intérpretes no profesionales, si bien asistieron como invitados de honor las primeras figuras del momento –Manuel Torre, Antonio Chacón, La Niña de los Peines, La Macarrona-. Diego Bermúdez, “El Tenazas de Morón”, un cantaor de avanzada edad que había sido profesional, fue el ganador. Por otro lado, un chaval de tan solo doce años, Manolo Caracol, se erigió como la gran revelación del Concurso.
El evento cosechó un éxito notable y las reseñas en la prensa fueron muy positivas. Vino a demostrar que la comercialización del Flamenco era ya una realidad innegable, como algo más tarde se vería con el auge de la “Ópera Flamenca”. Supone un hito fundamental en la historia del Flamenco y en su reconocimiento como arte al haberse ganado entonces el apoyo de la intelectualidad. Con fines y formato similares a este de 1922, se celebraron más tarde otros concursos en Sevilla y Cádiz, aunque es quizá el Nacional de Cante Jondo de Córdoba, que se celebra desde 1956, el que mejor recoge el espíritu del ya mítico de Granada.
Fuente: Entre Dos Barrios

GLOSARIO DE TÉRMINOS

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