ESTÉTICA DE LA MÚSICA Los representantes de la estética

ESTÉTICA DE LA MÚSICA
Los representantes de la estética de la imitación de principios y mediados del siglo XVIII, el Abate Dubos y Charles Batteux, que habían intentado reducir todas lasartes a la verdad una e indivisible de que el arte es mímesis, consideraban la música vocal como imitación de la inflexión del habla, y la música instrumental como pintura sonora.
Precisamente en la música absoluta, considerada hacia 1750 como “mecánica”, se descubre lo “poético”. El vuelco hacia lo opuesto no podría ser más radical. Y el entusiasmo es tan impulsivo y generoso que aún compositores más modestos que Haydn podían nutrirse de él. De la música instrumental resuena para los entusiastas un sánscrito secreto, un lenguaje originario del género humano. La “sorpresa” que deja vacío el corazón se ha convertido en una estupefacción metafísica sobre el “prodigio del arte de los sonidos”.
Situarse en un determinado estado anímico o elevarlo más allá de lo terrenal, esa es la esencia de la música instrumental, lo opuesto a dibujar imágenes sonoras o delinear caracteres, lo opuesto por tanto a los métodos compositivos en los cuales la estética de principios y mediados del siglo XVIII veía la única justificación posible para la despreciada música sin texto.
Se intentaba, para no tener que renunciar a la estética corriente, encontrar programas esotéricos en las sinfonías de Beethoven, en vez de comprenderlas como testimonios de la transición hacia la hegemonía de la música instrumental. Los filósofos del siglo XIX, musicalmente profanos, que se cruzaban con el profesional con un sentimiento mezclado de vergüenza, ante unos conocimientos de difícil acceso, y sospecha de que los músicos eran unos ignorantes, se inclinaban, no pocas veces, a aferrarse a la superioridad de la música vocal contra las tendencias compositivas de la época. Observaban la música instrumental, tanto la esotérica como la popular, con desconfianza: la esotérica porque “en nada concierne al gusto humano general del arte”
(Hegel), cuya formulación era cosa de la filosofía. La popular porque provocaba un divagar en estados de ánimo y fantasías considerado como vulgar y veleidoso. Para la censura estética, de forma semejante que para la censura moral, resultaban sospechosas las ensoñaciones. Y para reprimirlas se elogiaba la bien perfilada música vocal.
La opinión de que la música instrumental es imperfecta y que exige un complemento mediante palabras es, en el sistema hegeliano un aspecto parcial de una dialéctica según la cual la música pierde como arte lo que gana como música, y pierde como música lo que gana como arte.
Fuente: ESTÉTICA DE LA MÚSICA
Carl Dahlaus
Edition Reichenberger
Berlín 1996

Recensión Realizada por David Chacobo

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